Emprender sí es posible
Vivimos tiempos de cambios y transformaciones. Quizás nunca como ahora habíamos tenido tan presentes, palabras claves como: resiliencia, adaptación, reinvención y emprendimiento. Los avances tecnológicos, y los ajustes en nuestras dinámicas diarias producto de la pandemia de COVID-19, han impulsado a muchas personas a dar el gran paso y atreverse a hacer realidad el sueño de sus vidas, tantas veces postergado: crear su propia empresa.
Sin duda alguna, emprender representa un paso trascendental en la vida de quien toma esa decisión. Implica además un desafío importante, tanto desde el punto de vista emocional, como desde la dimensión técnico-racional.
En materia emocional un emprendedor debe tener la capacidad de tener perseverancia, disciplina, autoconfianza e inteligencia emocional, entre muchos otros atributos. Todo comienzo es difícil y el mundo empresarial no es la excepción, antes de dar ese primer paso, tenemos que estar conscientes plenamente de que estamos iniciando un camino lleno de obstáculos, pero en nuestro fuero interno tenemos que afirmarnos y reafirmarnos en que los sabremos superar, hasta conseguir nuestras metas: es decir iniciar las operaciones de la naciente empresa… Y luego mantenerse y crecer.
Esa capacidad de ver más allá de lo aparente, y al mismo tiempo la confianza de saber que podemos lograrlo, resultan el mejor antídoto contra cualquier estado repentino de desánimo o las ganas de abandonarlo todo ante las primeras vicisitudes. Para ello es fundamental visualizar nuestras metas y trabajar con ahínco en pos de nuestros objetivos.
Aunque parezca difícil de creer, de la convicción interna que tengamos y de la perseverancia para avanzar y seguir avanzando contra viento y marea, dependerá nuestro éxito en un elevado porcentaje.
Sin embargo, no todo puede descansar en lo emocional. Por mucha autoconfianza que se tenga, el éxito también será la consecuencia en buena medida de los pasos que hayamos dado en la dimensión técnico-racional; la cual también es vital y debemos desarrollarla con el mayor cuidado que podamos.
Conocer el terreno
Casi todos los autores que han escrito sobre la materia, así como aquellas personas que han emprendido y son exitosas, coinciden en señalar que lo primero qué debemos hacer es: 1) estudiar el mercado.
Si lo extrapolamos al mundo militar, este primer paso resulta equivalente a estudiar el terreno. Tenemos que conocer lo más minuciosamente que podamos cuál es el nicho de mercado que queremos conquistar, lo que implica tener una idea clara de cuáles son las preferencias, cuáles han sido los casos de éxito y cómo se comportan nuestros potenciales usuarios y consumidores.
En este punto, como sostiene, el colaborador del portal Líder Empresarial, Gerardo Rodríguez, hay que definir uno o dos sectores en los que a uno le gustaría trabajar. Entonces procederemos a estudiar cómo funciona el mercado en ese rubro, analizando los casos de éxito y las problemáticas que los negocios deben enfrentar.
Asimismo, es recomendable empezar por observar qué necesidades se pueden cubrir dentro de tu propia comunidad o círculo de amigos, así como indagar cuál es la relación de tu producto o servicio con los gustos de esas personas. Además hay que analizar en detalle todo lo relacionado con los costos de operación.
Muchas veces no es tan clara la idea o la solución que se quiere generar al emprender, sin embargo, al estudiar mercados de interés con profundidad, se pueden visualizar las problemáticas y oportunidades presentes, para iniciar un negocio, según refiere Rodríguez.
La revista digital Emprenderalia, define esta fase de estudio de mercado como la comprensión en detalle del sector la que nos pensamos dedicar. Por ejemplo, si hablamos del sector inmobiliario, debemos ser capaces de saber que: “Muchas veces no es tan clara la idea o la solución que se quiere generar al emprender, sin embargo, al estudiar mercados de interés con profundidad, se pueden visualizar las problemáticas y oportunidades presentes para iniciar un negocio. Asimismo, se pueden analizar otras agencias que haya a tu alrededor, comprueba si logran obtener clientes, qué métodos utilizan, si existe un público objetivo en la zona, etc.”.
Hacia dónde me dirijo
Una vez que se ha comprendido cómo se comporta el mercado y cuáles son nuestras oportunidades, el segundo paso crucial es definir: 2) cuáles son nuestros objetivos con el emprendimiento que vamos a poner caminar.
Esta fase también es crucial, ya que fin de cuentas, en este punto estaremos trazando nuestra hoja de ruta. Es lo que se conoce el mundo de la cultura organizacional como la Misión. Es decir nuestra razón de ser, aquí tenemos que definir un plan de trabajo que nos permita ofrecer aquello que hemos considerado como necesario para satisfacer las necesidades de nuestros potenciales clientes.
Como apunta la gente de Emprenderalia, a pesar de que esto puede parecer algo simple, elaborar un plan de negocios puede convertirse en una tarea un tanto ardua. Por ello es recomendable requerir la ayuda de personal experto.
Igualmente, es deseable establecer objetivos que se basen en la fórmula SMART (specific, measurable, achievable, result, time). Es decir, cada uno de los retos ha de ser específico, medible, alcanzable y que ofrezca resultados concretos en el tiempo.
En definitiva, esta fase de definir objetivos, fundamentalmente implica establecer correctamente el alcance y tamaño de empresa. Como refiere Líder Empresarial, es aceptable soñar. No obstante, es mejor tener en claro lo que una empresa realmente significa: necesidades financieras, conocimientos de gestión, tecnologías, pagos, declaraciones, recursos humanos, entre otros factores que impliquen crear una Pequeña y Mediana Empresa. “Lo ideal es establecer objetivos que sean específicos, medibles, alcanzables y que entreguen resultados en el tiempo”, se señala.
Define tu cliente ideal
Así como es necesario estudiar en detalle el mercado donde nos vamos a desenvolver, también es de carácter vital, saber con precisión a quién nos vamos a dirigir. De manera, que el tercer aspecto clave es: 3) definir tu cliente ideal. Es lo que se conoce en el argot publicitario como el target o público-objetivo.
A mayor nivel de precisión más capacidad de maniobra tendremos para realizar con éxito una gran cantidad de estrategias de marketing. De ahí que no debemos saltarnos, bajo ningún concepto, la definición de nuestro cliente ideal. Y esto no se refiere sólo a datos básicos, sino más bien a ir más más allá indagando, incluso, acerca de los gustos, hobbies y el poder adquisitivo, etc. de nuestros potenciales usuarios o público objetivo.
Otro aspecto crucial a la hora de emprender es: 4) Definir un presupuesto de operaciones. Esta puede ser una de las tareas más delicadas. Y es que de hecho para abrir una empresa necesitaremos contra contar con un plan de ingresos y egresos. Asimismo, debemos disponer de un capital previo mediante el cual realizaremos la inversión inicial.
Como explican los especialistas de Emprenderalia, hay que tener en cuenta en todo momento, que se producirán gastos de licencias, seguros, alquiler, pago a profesionales, etc., por lo que es aconsejable que se disponga de una cantidad suficiente para hacer frente a todos estos compromisos.
Si no disponemos de ahorros o no deseamos gastar ese ingreso por completo en el nuevo proyecto, es necesario explorar con suficiente anticipación la opción de un crédito. En muchos países se ofrece la posibilidad de financiamiento para proyectos relacionados con Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES). Por tanto hay que documentarse previamente y estudiar las condiciones de endeudamiento, a fin de seleccionar la opción que más nos convenga o se adapte a nuestras necesidades.
Team work
Por último, pero no menos importante: 5) debes definir un equipo de trabajo. En el mundo empresarial de hoy en día, está más que comprobado que si no es con el concurso de varias personas poco o nada se puede lograr. Así que cada vez cobran mayor fuerza las estructuras de trabajo de carácter colaborativo y el valor del Team Work es un aspecto que se considera vital para cualquier emprendimiento.
De hecho, para que una empresa funcione correctamente se necesita contar con el respaldo de un equipo de expertos. Tu misión será seleccionar aquellas personas adecuadas para los diferentes puestos. Cada miembro del equipo aportará su talento y habilidades para aumentar la productividad y hacer que el negocio marche correctamente.
Finalmente, debemos tener claros cuáles son los trámites y la permisología que debemos tener al día, para poder iniciar nuestro emprendimiento. En el caso específico de Costa Rica debemos tener presente que se cuenta como la quinta mejor economía para realizar negocios, luego de México, Chile, Perú y Colombia.
Este es un factor a tomar en cuenta entre las potenciales ventajas de nuestro emprendimiento. Sin embargo, aún hay que lidiar con cierta lentitud en cuanto a las gestiones para abrir un negocio. Es de esperar que las autoridades continúen su trabajo de fomento a la libre iniciativa, para seguir haciendo del país una nación próspera de múltiples oportunidades.
De acuerdo con mi experiencia personal y laboral puedo afirmar con entusiasmo que emprender sí es posible; y además es muy necesario para diversificar la oferta de productos y servicios. Siguiendo una buena planificación se pueden alcanzar resultados muy satisfactorios. Y lo más importante podemos hacer realidad ese viejo anhelo y darle un vuelco favorable a nuestras vidas en todos los sentidos.